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Recuperamos esas prendas que llevaban tiempo sin ser usadas, olvidadas en un cajón o relegadas al desván, descartadas a pesar de que cada una tenía una historia que contar. Las llevamos a Manigolde, donde encontraron una nueva vida, transformándose en piezas maravillosas. Las talentosas modistas de Manigolde las convirtieron en verdaderas obras maestras, al igual que el hada madrina hizo con Cenicienta, transformando un vestido desgastado y pasado de moda en un espléndido traje de gala.
Promovido por la Asociación para la Responsabilidad Social Empresarial (RSI) en colaboración con el Taller Social Manigolde de Finale Emilia, el Re-fashion Show agotó todas las entradas el pasado sábado 25 de mayo. Este desfile de moda, dedicado a la sostenibilidad ambiental y social, se celebró en la magnífica iglesia de San Carlo en Módena. El esplendor del estilo barroco de la iglesia realzó aún más un evento único en su género.
Estamos encantados de poder compartir esta experiencia con ustedes.
Elegancia y Upcycling
Más de 30 looks fueron creados a partir de prendas y tejidos donados por empleados de las 50 empresas que forman parte de la Asociación para la RSI, un grupo de empresas comprometidas con una interacción positiva con el territorio.
A través del proceso de upcycling, las hábiles manos de las modistas de Manigolde dieron nueva vida a ropa en desuso y pasada de moda, excedentes de tejidos, cremalleras, recortes y botones, siguiendo el método clásico de la alta costura. Una auténtica transformación que resultó en creaciones exclusivas.
De la oficina al glamour: nuestras estrellas
Cada prenda creada en el taller social Manigolde encierra una historia, que fue desvelada durante el evento.
La Dra. Elisa Stabellini, nuestra Responsable de Recursos Humanos, compartió emocionada: “Doné dos vestidos para el evento: el primero era un vestidito que utilicé en 2012, durante el terremoto, cuando estaba embarazada de 4 meses y lo llevé para asistir a Aida en la Arena de Verona. Me emocioné al verlo desfilar en la pasarela y escuchar su historia; el otro era un vestido de terciopelo que utilicé en una de mis primeras fiestas de Nochevieja con mi novio de entonces. ¡Lo han dejado precioso, lo habría comprado de nuevo enseguida!”.
Los modelos eran todos voluntarios. Entre ellos, destacaron dos pequeños principiantes: Edric, de 11 años, y Greta, de 6 años. A pesar de su corta edad, ambos desfilaron con una curiosidad desbordante y una sorprendente naturalidad. Preguntamos a Edric cómo se sintió al ser modelo por un día: “Estoy muy contento, fue una experiencia que me gustó mucho. No esperaba que fuera tan divertida”.
Esperamos que este desfile abra el camino a muchas más aventuras emocionantes.
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